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Marcela Tomasella

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ANÁLISIS EN PROFUNDIDAD

Acciones para prevenir el abandono escolar

La aplicación de los diferentes sistemas educativos en las instituciones escolares del país tuvieron ciertos altibajos durante los tiempos de pandemia y en la actualidad, ante la recomposición de la presencialidad, buscan mejorar el dictado de las clases.

Las restricciones a la presencialidad en las escuelas como respuesta a la pandemia, particularmente estrictas en las provincias de Argentina, dieron lugar a una profundización del riesgo de que muchos estudiantes interrumpan su escolaridad, especialmente en el nivel secundario. Las brechas y el deterioro de aprendizajes generados durante el confinamiento podrían poner particularmente al estudiantado más desaventajado en un mayor riesgo de abandonar sus estudios, aún con el regreso a la presencialidad.

El Ministerio de Educación nacional detectó que la suspensión de las clases presenciales resultó en que más de 1 millón de estudiantes, cerca del 10% de la matricula total de la educación obligatoria, hayan tenido trayectorias escolares calificables como de "baja o nula intensidad". Sin embargo, no se conoce aún cuál fue el impacto real en la continuidad escolar y en los aprendizajes de los adolescentes y jóvenes de Argentina en estos casi dos años de pandemia. La falta de un registro nominalizado de estudiantes y de evaluaciones de desempeño a gran escala de los estudiantes vuelve más ardua la tarea de dimensionar y diagnosticar con precisión estas problemáticas en el país.

El aumento del riesgo de abandono escolar en la pandemia se asocia a la pérdida de los aprendizajes de los estudiantes, que es un resultado de diversos factores que dificultaron adaptar el proceso de enseñanza a un contexto no presencial, caracterizado por canales de comunicación heterogéneos entre estudiantes y docentes, con gran diversidad de frecuencias y tipos de participación escolar.

Los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) en el sector educativo emergieron como una de las acciones recomendadas por organismos especializados para proteger las trayectorias escolares y prevenir el abandono escolar en el contexto de la pandemia. Un SAT es una herramienta de apoyo a la política, vinculada a los sistemas de información educativa, diseñada para identificar a estudiantes en riesgo de abandonar la escuela. Se basa en la identificación de factores específicos que contribuyen o anticipan el abandono. Esto permite organizar acciones para apoyar la permanencia en la escuela mediante estrategias e intervenciones que atiendan sus problemáticas específicas. Adicionalmente, también facilita la identificación de quienes ya dejaron de asistir.

El funcionamiento de un SAT parte de entender que el abandono es el resultado de un proceso, más que una decisión ante un evento particular, en el que intervienen e interactúan múltiples factores. Durante este proceso, la persona tiene una escolarización frágil y precaria, que lo ubica en una situación de "exclusión latente, potencial o silenciosa". Esta escolarización precaria genera múltiples señales: inasistencias reiteradas a clases, los problemas en el desempeño escolar o el bajo sentido de pertenencia a la escuela son algunas de ellas. Entonces, los SAT buscan identificar estas señales de alerta con el tiempo suficiente para que las escuelas y equipos competentes implementen el apoyo adecuado para contribuir a la continuidad educativa. Es decir, garantizar que cada estudiante reciba lo que necesita para sostener su escolaridad.

 ACCIONES A TENER EN CUENTA PARA LOS PRIMEROS NIVELES.
Un SAT busca canalizar de modo más efectivo las intervenciones necesarias para apoyar la permanencia de los estudiantes en la escuela. Pueden ir desde un apoyo pedagógico individualizado hasta políticas dirigidas a grupos de estudiantes con necesidades similares, como puede ser una beca o apoyo económico.

La implementación de los SAT para prevenir el abandono escolar en nuestro país requiere, en primer lugar, una coordinación entre el nivel nacional y jurisdiccional.

En segundo lugar, anticipar una posible situación de abandono escolar requiere invertir los recursos necesarios para acelerar la consolidación de los sistemas de información para la gestión educativa (Siged) a nivel nacional y jurisdiccional, para que reporten datos de calidad de cada estudiante, con registros individualizados y digitalizados. Los SAT requieren que esta información sea relevante para anticipar el abandono (inasistencias reiteradas o bajas calificaciones escolares, por ejemplo), que pueda ser generada con la anticipación requerida (antes que ocurra el abandono), y que provenga idealmente de otras fuentes de datos ya existentes, que incluso estén por fuera del sector educativo (como protección social) para no sobrecargar de esta manera a distintos actores y malgastar recursos de información ad hoc.

En tercer lugar, estos SAT deben garantizar la protección de datos personales y toda la información que utilicen para generar las alertas.

Finalmente, pero no por eso menos importante: garantizar un uso efectivo de esta herramienta, debe contemplar tanto la detección del problema como las intervenciones que den respuestas a las alertas generadas. Los SAT no cumplen su objetivo si la información no se utiliza adecuadamente.

 DICTADO DE CLASES BAJO BURBUJAS.
Para que los actores involucrados puedan darle sentido a la información, es importante ponerla a disposición de forma accesible y oportuna para los equipos educativos (docentes, personal directivo, y de supervisión), así como garantizar instancias de formación tanto en la interpretación de esta información como en el diseño e implementación de intervenciones acordes.

Menores aprendizajes logrados durante los últimos dos años y un contexto socioeconómico deteriorado son factores que incrementan las probabilidades de que, aún con clases presenciales, muchos niños y adolescentes interrumpan su escolaridad.

Por esto, es prioritario avanzar en políticas orientadas no sólo a reincorporar a los estudiantes que hayan abandonado durante este período, sino que se puedan identificar a aquellos que están en mayor riesgo de abandonar para así brindarles el apoyo que garantice trayectorias escolares completas y de calidad en los años por venir.

La implementación de los SAT en Corrientes es un imperativo que nos interpela.

Sin recursos ni personal altamente cualificado y presente, todos los días, en los establecimientos escolares no será posible conocer y reconocer la problemática.

Con el equipo del DISEPA, una vez por semana, en las escuelas secundarias no alcanza para manejar la problemática

institucional con tanta cantidad de alumnos.

La educación de calidad como política de estado y la meritocracia como faro en las instituciones.

Oportunidades y desafíos
Recordando otras percepciones se puede denotar la educación durante la pandemia, nosotros vimos un boom de capacitaciones. Los docentes eligieron como nunca antes capacitarse para no dejar atrás el avance tecnólogico.

También tuvieron una demanda mucho mayor que en la presencialidad porque no había horarios, recibían comunicaciones de los padres a cualquier hora, además de los problemas cotidianos que ellos tenían, y, sin embargo, eligieron capacitarse.

Muchas veces en cursos autoasistidos. Y eso te permite llegar a muchísimos más docentes.

A una escala mucho más grande a un costo más bajo. O al mismo costo de un curso con el que llegabas a un número limitado de docentes.

Yo hablaba del factor catalizador: si antes uno hubiera planteado este modelo, habría parecido que uno quería ahorrar recursos.

Pero, en realidad, lo hicimos por necesidad y descubrimos que era mejor.

Eso es lo que tenemos que hacer: utilizar la tecnología como una herramienta para las nuevas formas de aprender y las nuevas formas de enseñar.

Aprender y enseñar sin miedo a las nuevas tecnologías.

Por último, esta fue una de las propuestas elaboradas en uno de los textos anteriores expuestos en este medio.