
Martín Caram
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El chiste de Martín
El viejo cura había inventado una nueva forma de confesar a las esposas que habían sido infieles a sus maridos; debían decirle que se habían caído en una zanja.
De esta forma él se daba por enterado sin poner incómodas a las damas.
Por supuesto que todo el pueblo estaba al tanto
Pero llega un día en que el cura se enferma y mandan un curita de campo para la misa del domingo.
Terminada la ceremonia va el curita y le pregunta al intendente:
-Oiga don, sería bueno que hiciera reparar la zanja en donde se caen tantas mujeres.
El intendente, que estaba al tanto de todo, largó la carcajada, y el curita le dice:
-No se ría tanto, que su señora se cayó dos veces esta semana.


Periodista de Radio Dos