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Carlos Bramante

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DESCARGO Y ENOJO

Redes sociales: espacio para aliviar impotencia contra la inseguridad

Son cada vez más frecuentes las publicaciones. Deberían servir para replantear el resultado de la justicia sin enojar a sus actores.

La mayoría de las veces son un grito desesperado ante la falta de respuestas de las autoridades. O como en el caso de una joven de Bella Vista, ante lo que sería una respuesta insuficiente a su reclamo judicial.

En esa ciudad de nuestro interior correntino a una estudiante del IFD local le robaron la moto que solo pudo recuperar en pedacitos, como expresó en una publicación virtual. Detrás del hecho hay un cabo de la Policía de Corrientes sospechado.

Tras una breve detención, la Justicia lo puso en libertad porque el acusado "no presenta riesgo de fuga y tampoco entorpecería la investigación".

Ante esa resolución, se hizo escuchar la impotencia de la mujer al escribir en redes: "Acá es cuando la Justicia te deja en claro de qué lado está".

La afirmación puede ser exagerada y herir la sensibilidad de los involucrados. En su derecho está pensar medidas para un exabrupto que atacaría su calidad de funcionarios.

De todas formas, esperemos que la víctima no sea victimaria como sucedió en otros antecedentes que sustentan la impunidad que protege a los delincuentes.

Aquí es cuando todos tienen un granito de responsabilidad para lograr que el enfado social no se dispare ante la injusticia de las leyes. Desde el vamos, y más allá de las sanciones administrativas, hay una convivencia forzada entre un sospechoso y una víctima que sintió la necesidad de expresar su impotencia.

Los gobiernos (nacional y provincial) deben articular medidas eficientes para separar a los que delinquen de una sociedad que reclama paz hace mucho tiempo. Y, cada día que pasa, siente que ocurre lo contrario ante resultados alejados del concepto de justicia.

Atravesamos un año electoral y la inseguridad está ausente del debate. Muy pocos de los que buscan ocupar el lugar de representantes se animan a plantearlo. Autoridades y políticos parecieran reparar escasamente en las dificultades de la gente.

El resultado de sus actos no demuestra empatía con el sacrificio de las personas para conseguir sus objetivos. Y muchas veces, sueltos de lengua, se atreven a decir que no hay voluntad, para trabajar o estudiar, en una porción de la sociedad.

Antes deberían evaluar que, a las dificultades de la vida diaria, se suman las que aparecen por falta de eficiencia en sus cargos.

Es cierto que pueden ser casos aislados los "polichorros" en Corrientes. De todas formas, las autoridades deben tener presente que en la provincia hay una etapa superada. Los casos aislados se están volviendo frecuentes. Que no sean el germen de una reproducción que termine dañando a la institución policial.

Es evidente que no se hizo lo suficiente. El historial demuestra ejemplos que los vincula a las diferentes ramas criminales. Y para que nos entendamos todos, les recuerdo con las denominaciones de la calle: van desde rateros pasando por cuatreros, piratas del asfalto, abusadores sexuales, autores de violencia de género y familiar, vinculados al narcotráfico y etcéteras que pueden recordar los archivos.

Es cierto que las autoridades judiciales, muchas veces, están "atadas" de manos por las leyes vigentes. Y sus reformas forman parte de un reclamo de larga data "caído" en una pelotita de ping pong.

Los funcionarios judiciales, legisladores y dirigentes políticos deben pensar que, detrás del temor a la inseguridad, hay un miedo que se agudiza cundo el autor del delito integra una institución que debe protegerlo. Por eso el reclamo de respuestas contundente a la Justicia.

El nuevo Código Procesal Penal no estaría dando los resultados esperados. A poco de implementarse, se polemizó sobre la celeridad de los delincuentes para quedar en libertad.

Situación desmoralizante para policías que ven a los malhechores regresar a las calles a pocas horas de su detención y por una orden judicial.

Ahora hay otro avance que ojalá tenga la celeridad que demanda la población y sus resultados sean concretos para recuperar tranquilidad. La semana pasada, la Cámara de Senadores de Corrientes dio media sanción a la iniciativa del gobernador Gustavo Valdés para crear fiscalías.

La medida fue una respuesta al reclamo de la gente que "gritó" su impotencia por la inseguridad. Mocoretá fue un ejemplo y ojalá no se frene con la falta de presupuesto tantas veces escuchada cuando hablamos de una justicia "chica" para 1.200.000 habitantes.

Solo pido a nuestros representantes que no se enojen con el desahogo de la sociedad. Sean audaces escuchas de sus reclamos y materialicen las respuestas para recuperar la paz alterada por los violentos. No permitan que algunos colaboren con la impunidad que eleva el "ego" de los delincuentes y sus bandas criminales.

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Carlos Bramante