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El éxodo en los colegios privados sepulta otra opción educativa
La educación argentina está en crisis y sus autoridades siguen hablando de ideales rápidamente destruidos por los magros resultados.

Casi todos defendemos la Escuela Pública, pero quienes más deben hacerlo no logran resultados alentadores. Sus acciones, como dirigentes y funcionarios, la dejan en peligro constante y la terminan reduciendo a simple mercancía.
Hace un tiempo, las familias están obligadas a ir al "supermercado" de colegios para buscar la mejor oferta que llene "el carrito" de expectativas que tienen para sus hijos. Sin olvidar que otras miles no tienen esa opción y terminan forzadas a un sistema público que no les garantiza calidad.
Es común observar funcionarios y políticos con el estandarte de la defensa de la Escuela Pública, pero no se refleja en la recuperación de un sistema educativo que fue modelo en el mundo. Por eso es razonable que muchos de ellos elijan escuelas privadas para sus hijos. De lo contrario, los estarían condenando al fracaso de la coyuntura.
Son demasiadas las generaciones castigadas por un sistema al que nadie frena su deterioro y mucho menos encuentra una estrategia para hacerlo competitivo ante la demanda intelectual de los tiempos que vivimos.
El resultado sobre Matemáticas de las Pruebas Aprender es un nuevo golpe a la calidad educativa. Nueve de cada diez estudiantes del norte argentino termina la secundaria sin niveles satisfactorios de conocimientos. Así no se diversificará la matrícula universitaria. Los alumnos no están preparados para carreras alternativas que hoy demanda el nuevo mercado laboral.
Además, hoy se presenta otro problema que profundiza la crisis educativa. En el "supermercado" de colegios privados está sucediendo lo mismo que con el resto de los productos golpeados por la inflación descontrolada.
Para los amantes del mercado, la educación privada alcanzó un nivel de competitividad medianamente aceptable y diversificada para bolsillos de padres que tratan de huir del deterioro de la Escuela Pública.
Esa alternativa está en crisis por la "masacre" salarial y provoca un éxodo de alumnos, dentro y hacia afuera, de las escuelas privadas. Los primeros son chicos con padres que ajustan las cuentas eligiendo colegios más económicos. Los segundos son los más damnificados porque se quedan con una sola alternativa: la Escuela Pública.
Estos últimos merecen un párrafo aparte. El cambio no fue a fin de año con inscripciones que estaban abiertas, sino cuando el ciclo lectivo había comenzado. Los colegios mejor ponderados ya estaban sin vacantes y solo había lugar en una escuela con resultado como los de la Prueba Aprender.
Un ejemplo del éxodo de colegios privados se vivió a principios de año. Un colegio secundario público del sur de la ciudad de Corrientes necesitó 240 bancos para comenzar el ciclo lectivo. El número lo dice todo. No fue por el deterioro del mobiliario, sino por el aumento de la matrícula.
La educación no debería ser un negocio tradicional. No es una mercadería, aunque la están convirtiendo en eso. El sistema privado ofrece una variedad de aranceles que afecta la igualdad entre alumnos. Otro slogan marketinero de campaña electoral para discursos, de políticos o gobernantes, forzados a hablar de educación.
Los colegios privados también están golpeados por la morosidad en el pago de aranceles. Pese al esfuerzo de propietarios y directivos termina afectando su calidad educativa. Hay reducción de docentes, profesores especiales y elementos de trabajo.
Ante el "éxodo" interno, algunos "abren sus puertas" para mejorar la recaudación mensual a cambio de un crecimiento en la matrícula que los pone al borde del nocivo hacinamiento que sufren las escuelas públicas.
Los propietarios reconocen que tienen afectada la calidad de sus instituciones. Y lo hacen con un dato alarmantemente sencillo: antes el 65 por ciento de los ingresos se destinaba a sueldos y ahora trepa al 90. Queda poco margen para mantener el colegio y casi nada para invertir.
Tampoco olvidemos que los chicos están forzados a cambiar de colegio. Obligados a rehacer el grupo con compañeros que traen comportamientos y límites diferentes que modifican el clima del aula y deja al docente con menos tiempo para el dictado de clases.
Mientras algunos gobernantes vociferan su defensa de la educación pública, el silencio de sus medidas sigue horadando un sistema que fue modelo en el mundo. El mismo que consiguió galardones que hoy son inalcanzables por sus escasas expectativas.
La educación argentina está en crisis y sus autoridades siguen hablando de ideales rápidamente sepultados por los magros resultados. La "mala praxis" educativa lleva décadas y ni siquiera la mercantilización de una de las bases del desarrollo humano la pone a salvo.